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Este recorrido es, sin duda, el más emblemático del Parque Nacional Iguazú. A través de pasarelas elevadas sobre el río, vas a llegar a un mirador situado justo sobre la Garganta del Diablo, el salto más alto y caudaloso del parque.
El Paseo a la Garganta del Diablo comienza a bordo del Tren Ecológico de la Selva, con vagones abiertos que te dejan respirar el aire fresco de la selva y disfrutar del paisaje único que te rodea, entre la vegetación misionera y el Río Iguazú.
Con cada kilómetro que avanzás, el sonido del agua se va haciendo más intenso, hasta que finalmente te enfrentás al rugido de la Garganta del Diablo. Con más de 80 metros de altura y un caudal impresionante, su caída es tan imponente que parece que una fuerza de la naturaleza se desbordara ante tus ojos.
En el camino, vas a poder ver una gran cantidad de fauna autóctona: coatíes, tucanes, urracas, tortugas, yaguaretés, entre otros. Todos conviven en su hábitat natural mientras avanzás por las pasarelas que recorren el Río Iguazú Superior, acercándote cada vez más a la bruma y a la energía única de la Garganta del Diablo.
El Balcón Garganta del Diablo te ofrece una vista espectacular: los saltos de agua tienen más de 150 metros de largo y caen a más de 80 metros de altura (como si fuera un edificio de 30 pisos). El caudal de agua, que llega a 1500 metros cúbicos por segundo, sería suficiente para llenar 36 piscinas olímpicas en solo un minuto, lo que convierte la experiencia en algo realmente impresionante.
El recorrido es 100% accesible a través de las pasarelas, con una longitud de 2200 metros (ida y vuelta), lo que te permite disfrutar de cada rincón de esta maravilla natural. El tiempo promedio de la excursión es de 2 horas.
Para llegar, podés tomar el Tren Ecológico de la Selva o hacerlo a pie, como prefieras. Sin importar cómo elijas hacerlo, lo que te espera es una de las vistas más emocionantes de tu vida.